Manuel (Boris) ha publicado su segundo
volumen de cuentos. Esta vez, relatos más extensos que los de Cosas que nunca confesé a nadie. Y más
extensos que aquellos a los que nos tiene acostumbrados a nosotros, sus lectores-seguidores. Lo que no cambia es
la excelencia de su prosa, la solidez en la narración… Y esa particular mirada
sobre el mundo que el Homo creó a su
imagen y semejanza.
Los personajes viven en San Petersburgo,
o llegan, se van o recuerdan a San Petersburgo. Ciudad mágica. Ciudad donde la
sangre puede ser derramada y ha sido derramada a lo largo de cuatrocientos
años. Ciudad atravesada por la historia
grande desde sus inicios, que sobrevivió a guerras y revoluciones y hasta a
un feroz sitio de más de dos años en un siglo XX en el que ya parecía que
sitiar ciudades era una táctica obsoleta.
Pero estas historias poco tienen que ver
con esa otra. La violencia es íntima, personal; la sangre puede derramarse sin
que los personajes pierdan una gota de ella, y a veces el no hacer resulta ser la mejor forma de hacer. Es posible comprender a los protagonistas, husmear en su
interior, seguirlos en sus pensamientos y acciones porque, en definitiva, son
como usted o como yo o como cualquiera. Aunque nunca nos haya tocado vivir sus
particulares aventuras o conocer Rusia.
Luego de terminar el libro me dije que
había algo curioso en él. San Petersburgo es otro personaje más, pero lo es con
una cualidad casi fantasmal: está pero no necesariamente se advierte que está,
a veces solo se lo observa con el rabillo del ojo y uno cree que lo ha olvidado
y, sin embargo, sigue estando allí, justo en la periferia de la visión. Ahora
me desvela el intentar averiguar cómo Boris logró este efecto. Para copiarlo, of course. Esa es la ventaja de compartir
espacios literarios con los que son realmente buenos escritores…
Tuve la suerte de leer Sobre la sangre derramada antes de que
se publicara. Boris me pidió una mirada crítica. La tarea más fácil del mundo:
revisar los cuentos de Boris no es tarea, es una fiesta. Así que no presten atención a los créditos:
mi condición de "redactor" es, más que nada, la de haber disfrutado antes
que otros lectores de estos cuatro magníficos cuentos.
Mejor no continúo. En el blog de Boris puede leerse el Prólogo, escrito por Montse de Paz. Elisabet dice todo lo que
vale la pena decir y lo expresa con una calidad literaria insuperable. Callo la
boca, entonces, y me remito al prólogo…
Link
a Amazon, Sobre la sangre derramada.
4 comentarios:
Gracias, Esther. Eres insuperable no solo como hormiguita, eh.
Besos.
Boris
Después de estas palabras de presentación, habrá que continuar con el texto de Manuel Navarro.
¡Gracias a vos, Boris!
Un abrazo fuerte,
Esther
Hazlo, dafd... ¡No tiene pérdida!
Abrazos,
Esther
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