Había una vez una sandía. Una, sólo una. Nació en el jardín de atrás, imposible parto que aún no hemos podido explicar. Llamamos al veterinario de la otra cuadra, le preguntamos ¿y por qué? Como la sandía no era vaca o caballo o perro o gato, no supo qué decir. Pero, ya que estaba, nos dio algunos consejos útiles para combatir los caracoles, los gorriones y los elefantes. Todo eso sin cobrar un centavo, aunque eso sí, le regalamos una docena de huevos. Por lo de los caracoles, porque los gorriones no hacen mucho daño. Elefantes, no vimos nunca por acá.
Bueno, el caso es que la sandía estaba allí, detrás del rosal que plantamos el año pasado y al costado del gallinero. No era muy grande, pero quizás por juventud, no por miserable. Toda verde y blanca. Le pusimos nombre: Sandy. La lavábamos todos los días para que luciera hermosa, la secábamos con un trapo limpio, en fin, la cuidábamos muchísimo.
Le enseñamos al nene a no tocarla y a los perros a no hacerle pipí encima. Convencer a las hormigas de que no se acercaran fue un poco más difícil, pero luego de aniquilarlas completamente lo logramos. Todas las noches mi mamá le ponía un nilón encima, por el frío. Y claro, si no llovía había que regarla; de eso se encargaba mi papá, que del agua sabe mucho porque hace changas como bañero en el balneario.
Un martes a mediodía fui a verla, a la vuelta de la escuela. Había desaparecido. Le avisé a mi mamá, y ella vino corriendo al patio. Revisamos todo el jardín y al fin la encontramos: se había marchado al otro lado, donde está la higuera. Así que nos tranquilizamos. El problema vino después, cuando nos dimos cuenta que con la búsqueda mi mamá se olvidó que estaba revolviendo el guiso. Se secó el agua de la olla y el guiso se quemó todito. No nos quedó otra que comernos la sandía. FIN
Nota de la maestra: muy bien diez, Jorgito!! Sigue adelante!!! Estoy segura que tu próxima redacción será todavía más linda.
Opinión del corrector de pruebas: carajo, este tal Jorge logró escribir incluso fin con faltas de ortografía.
Crítica literaria: la delicada confluencia de la madre, la sandía y el elefante, revela una extraordinara sensibilidad en Jorge Senstñwerteudes, novel autor, que seguramente deleitará al lector que se acerque a esta profunda y bellísima página...
El lector: ¿?¿?
Sandy: ojalá les de diarrea.
6 comentarios:
Perdona que no comente nada del cuento, mujer, pero es que no sabía que tenía blog!!!!!
Y ando un poco sorpendido.
¿Por qué no me habías dicho?
¿O es otro mala pasada de mi memoria?
No lo sé, anónimo...¿quién eres?
Pues, aunque no te reconozca, igual te agradezco que hayas pasado por aquí.
Esther
Un cuento.¿Dónde está el cuento?
Esther,
¡Pero bueno…!
Vaya texto con tantas imágenes y tanta gracia.
Tiene esas cosas que me atrapan:
“Elefantes, no vimos nunca por acá”
“No era muy grande, pero quizás por juventud, no por miserable.”
“Convencer a las hormigas de que no se acercaran fue un poco más difícil, pero luego de aniquilarlas completamente lo logramos.”
Y el final, con la aparición del corrector de pruebas (¿qué o a quién me recuerda?) y el “epitafio” de Sandy.
Un placer leerte.
Juan Manuel
Hola, JuanManué !toda una alegría que andes por aquí!
No sé muy bien de dónde salió Sandy, lo confieso... pero es uno de los personajes a quien le tengo más cariño. Y espero que sus deseos, en el epitafio, se hayan cumplido...
Eso sí, el corrector de pruebas no me hace recordar a nadie que conozca... bueno, no sé, a lo mejor... (jejeje)
Un cariño para los primos españoles
Esther
Saludos compañera, pues por aquí que decidí pasar otro rato a leerte ;)
Un texto muy curioso, con un final realmente inesperado que deja muy buen sabor de boca.
Un artistas el tal Jorgito dandole un final al cuento, jaajajajaj.
Te comento algunas cosillas que le vi,(espero hacer bien y ya estabas avisada :)
"pipí" creo que no lleva acento.
"Estoy segura que tu próxima redacción será todavía más linda".
yo pondría un "de" despues de segura"
"una extraordinara" te comiste la "i"
"ojalá les de diarrea". ese "de" con acento, aunque con eso de haber cambiado las reglas de los monosilabos no lo tengo muy claro.
Un beso, nos leemos.
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